Ya es 2021. Después de casi un año de convivir con COVID-19, algunas empresas y sus dirigentes siguen con las mismas dudas, expectativas y resistencias cuando evalúan el uso de la tecnología para habilitar o potenciar sus procesos comerciales, de marketing o de servicios al consumidor a pesar de las circunstancias actuales. Existen posturas conservadoras que sufren con la obligación de alterar en los más mínimo los programas, rutinas o desarrollos que triunfaron antes de la pandemia y que permitieron a la empresa aguantar hasta este punto. Este tipo de empresas dependen completamente de la evolución de medidas impuestas por los diferentes gobiernos para hacer frente a la pandemia. No sobrevivirán si no apuestan por la autonomía de gestión que ofrece la tecnología.
Otro tipo de empresas son las que ya hicieron la inversión en tecnología, pero estas herramientas no están siendo utilizadas o aprovechadas en lo más mínimo por sus ejecutivos . Habitualmente esto se debe al rechazo a lo nuevo o a al miedo de los usuarios al cuestionarse si sus conocimientos y habilidades serán de utilidad ahora que hay soluciones que pueden entregar mejor visualización, trazabilidad y evaluación de tareas y procesos completos. No sobrevivirán si no alinean los objetivos personales de su equipo con las métricas comerciales mínimas para emplear la tecnología y seguir siendo competitivos.
Nivel de la Tecnología
Las pregunta que acosa a las gerencias hoy más que nunca es: ¿Cuánto tiempo podrán operar sin un uso sostenido de plataformas digitales, que les permitan continuar vendiendo, entregando sus productos y servicios y atendiendo los requerimientos de postventa propios de su industria?
La terrible verdad que acecha a las empresas en este 2021, es que la decisión de invertir en tecnología ya no es opcional, ni tiene que ver con el tamaño, la industria o el lugar donde opere. Esa decisión es un mandato mínimo en este 2021. La empresa actual perdió la posibilidad de gastar más tiempo en cerciorarse que necesita tecnología para llevar a cabo su operación. Esto no sólo por la pandemia mundial que estamos atravesando, sino por el hecho de que la mayoría de las empresas competidoras, de forma directa o indirecta decidieron adoptar la tecnología como motor para echar a andar sus procesos comerciales, de marketing o de servicio posventa. Y esa realidad es tan absoluta y demostrable como el número de empresas; chicas, medianas y gigantes que han desaparecido desde el inicio de esta crisis.
En este momento de supervivencia en todos los sentidos, la empresa debe determinar qué procesos son los que debe dotar de tecnología y por ende establecer así los niveles mínimos en los que se va a realizar la inversión de manera inmediata. (Niveles de tecnología cuadro 1.1)